Ella brincó de la alegría, pues cuando eso ocurría llegaba el tiempo de los helados y los dientes finos. Una niña, que amaba con locura y se... se reguindaba de las columnas, llenando el techo de jazmines.
Los pelos los tenía húmedos y esponjoso en sus puntas. Pero la mano estaba tan caliente... que lo demás, olía a rosas. Esa niña lo calentaba. Lo más que le gustaba era cuando lo miraba con la sonrisa. Tierno, al fin.
El esperó por ella. Le dio todos los cariños del mundo y fue feliz amándola.
Los animales querían lamer y salieron del televisor. Rompiendo las cabezas del pensador andante.
Todas las universidades se rompieron positivamente. Cualquiera pudo entrar y salir y vivir...
Las niñas fueron libres para amar a quien quisieran. Los niños... los bebés... Todos nos convertimos en bebés.
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