Querido Manuel. ¿Cómo te encuentras? Yo estoy muy bien.
Querido Eyerí. Yo estoy muy bien. Ya sabes cómo es todo por acá. Lo difícil que es conseguir un jabón...
Pero cómo? ¿Tu mamá no te dijo?
¿Qué cosa?
Ya abrieron la nueva tienda de jabón en Cubaespacial. Sí, es muy linda...
¿No te enteraste? Maté a su presidente. Es que quería venir aquí a esclavizarnos y...
¿Pero cómo? Si él era mi tío!!!
José Manuel tenía un pene muy chiquitito y redondo. Juguetón. Húmedo. Sangriento. Vivía con su bisabuela, que tenía una vagina espesa, ligera, áspera...
Un día José Manuel creció tanto que se convirtió en el hombre más alto del planeta. Y su bisabuela aprovechó la ocasión para treparse en su pelo, para así, alcanzar la luna.
El gato de la bisabuela Ramona se llamaba Cleo. Cleo era inteligente y atrevido.
Hoy todos los sujetos negativos del planeta han sido convocados a una reunión. Sí, con Hitler.
Los positivos se han enterado y han desterrado a Hitler para que no le haga nada más a nadie. Y Hitler, como ya han pasado los años y ha cambiado, se ha quedado en su silla, dispuesto a esperar las quince primaveras.
Ahora es un hombre de bien. Gusta de fumar tabaco. Masturbarse en el sillón verde. Y limpiarse los dedos con alcachofas de colores.
Pimienta verde era la vez de las aceitunas del melocotón intenso. Y sí, Cleo estaba enamorado de mí. Pero la princesa estaba verde del enojo por los colorantes.
El sujeto, en su salón presidencial, lo observaba todo con calma. Apretar o no el botón de la guerra. ¿La guerra de qué?
Ella sonreía en su cabeza. Y él...
El gato le sonrió al niño, quien dejó a su bisabuela depositada en la luna y corrió hasta los gatitos que ya habían nacido.
El hombre lo observó todo desde la pantalla y sonrió. Al fin tenía un objetivo para soltar el botón de la guerra y no tocarlo nunca más.
La cabeza del pene de José Manuel se puso mas gordita y lloró del llanto.
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